HONESTIDAD
Por: Karla Daniela Sada Larrea
Enlace: valores honestidad
Ser honesto es ser real, auténtico, genuino. Ser deshonesto es ser falso, ficticio, impostado. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás. La deshonestidad no respeta a la persona en si misma ni a los demás. La honestidad tiñe la vida de apertura, confianza y sinceridad, y expresa la disposición de vivir en la luz. La deshonestidad busca la sombra, el encubrimiento, el ocultamiento Es una disposición a vivir en la oscuridad.¿Cómo se cultiva la honestidad? Como la mayoría de las virtudes, conviene desarrollarla y ejercitarla en armonía con las demás. Cuanto más se ejercita, más se convierte en una disposición afincada. Pero hay una respuesta rápida que se puede dar en tres palabras: tomarla en serio.
Se debe reconocer que la honestidad es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad, para la auténtica vida comunitaria. Pero se debe tomar en serio por sí misma, no “como la política más conveniente”.
No hay nada más saludable y recomendable que vivir y actuar
de acuerdo a lo que se es y se piensa, sin imposiciones..
El primer paso y el mayor compromiso que podemos entablar con la verdad es ser leales con nosotros mismos, solamente así podremos serlo con el prójimo.
Es preferible una verdad dolorosa que la mentira
Ahora bien, en algunas situaciones manifestarse,
comportarse, de modo honrado puede dañar los sentimientos de otros, por
ejemplo, cuando a un amigo le decimos que no estamos de acuerdo con algo que
hace porque sabemos que no está bien, o cuando le confesamos a alguien que ya
no lo amamos, sin embargo, y a pesar de ese dolor que seguramente causemos
siempre será preferible frente al engaño.
La mentira, cuando se descubre in fraganti, dolerá
muchísimo más que una verdad dicha en la cara y de frente.
Cuando hablamos de lo sencillo, saludable, y
positivo que es actuar de manera honesta es porque hacer lo opuesto, vivir en
la mentira y de engaño a engaño, es tremendamente desgastante, y a la larga
generará tristeza, porque nada de lo que se genera o construye con falsedades
será real.
Genera confianza y seguridad
Por lo expuesto es que a las personas que se
manejan en sus actos y dichos de manera recta y digna se las valora
especialmente en la sociedad, mientras que a quienes hacen un culto del embuste
se los reprueba socialmente, y por supuesto jamás se les depositará confianza.
Las personas decentes, precisamente, despiertan seguridad, e invariablemente, se las elige para ser el vehículo de mensajes e informaciones a los cuales se les quiere atribuir calidad de ciertos.
Decir la verdad con afecto y respeto
Pero atención, que ser honestos no implica decir
cualquier cosa sin filtro y terminar hiriendo a otro, sino manifestar la verdad,
pero siempre con una cuota de sensibilidad y empatía.
Por otra parte, es un acto noble y un gesto de rectitud, que cuando se comete una equivocación, se pida las debidas disculpas, y si es necesario se repare el daño que se ocasionó.
Las relaciones personales crecen y se hacen más
estables cuando media el amor verdadero y el respeto, y en ello la honestidad
es un componente y camino esencial.
Ser honestos en la vida cotidiana es una
obligación, actuando siempre con la verdad y buena fe, y obrando en
consecuencia, esperando recibir a cambio las mismas acciones, y haciendo que
tengamos una conciencia tranquila, aplicable a una gran cantidad de casos y
ámbitos, evitando la mentira y engaño.
Entonces podemos considerar que la Honestidad es
una acción netamente voluntaria, con tendencia hacia el bienestar común, y
buscando además que las distintas situaciones de nuestra vida se resuelvan de
la forma más correcta posible de acuerdo a nuestros valores morales.